A menos un mes del inicio de la campaña para las PASO previstas para el 13 de agosto, la dinámica política local comenzó a acelerarse la semana pasada con la dimisión del intendente Carlos Sánchez a presentarse a su sexto y último periodo legal para una nueva gestión.
El cronograma establece que el 24 de junio finalizará el plazo para la presentación de listas de precandidatos ante las juntas electorales partidarias, lo que permite avizorar un escenario para nada claro en las tres fuerzas con posibilidad de instalarse (o continuar) al frente de Rivadavia 1.
Una particularidad envuelve al Movimiento Vecinal, el Frente de Todos (si es que competirá bajo esa nomenclatura) y Juntos: hacia afuera, la declamación de unidad y consenso en la teoría pero, puertas adentro, la imposibilidad manifiesta de alcanzarla en la práctica.
Por ello bien vale repasar los movimientos, desplazamientos y zigzagueos que prometen intensificarse en breve, mientras que la ciudadanía enfrenta preocupaciones más acuciantes como la de evitar que la galopante inflación carcoma sus ingresos y la empuje a un incierto abismo.
El Movimiento perpetuo
Luego de una semana candente y la filtración selectiva de una hipotética encuesta que pocos confirman haber leído, las autopostulaciones oficialistas de Claudia Cittadino y Werner Nickel distan aún de encontrar un cauce satisfactorio.
En la últimas horas, el propio presidente Miguel San Román instaló un hipotético tercer nombre, que tercie o sintetice las aspiraciones partidarias de retener el distrito por octava elección consecutiva.
Pícaros, algunos indicaban que ese tercer nombre era simple ficción política para llamar al orden a los precandidatos citados, que se miran de reojo desde hace tiempo, y que uno de ellos finalmente capitule en sus aspiraciones. Difícil que eso suceda, más aún luego del aval explícito del propio Sánchez para que esas ambiciones se diriman mediante el voto interno.
Resta saber qué impacto tendrá, en caso de que la prédica de unidad no cale profundo, en las segundas y terceras líneas municipales que se encuadren bajo uno u otro candidato y su posterior apoyo (o falta del mismo) una vez que se despeje la incógnita del nombre a votar.
Juntos somos como siete
Como réplica de lo que ocurre a nivel nacional y provincial, con una disputa a cielo abierto que sorprende a propios y extraños, Juntos arriba a esta instancia con al menos siete precandidatos en danza.
Luego de que la Coalición Cívica desistiera de proponer uno propio, el PRO Primera Junta (por su ubicación geográfica en un local frente al Hospital) baraja los nombres de Roberto Fabiano, Soledad Cadenas y Enrique Groenenberg; en tanto, la UCR contiene a Daiana De Grazia y Carlos Ávila, el máximo ganador de las legislativas de 2021 con un Claromecó rendido a sus pies.
Matías Fhurer, otro de los que se anotó temprano y sobre quien (comentan) se aseguró la bendición de Patricia Bullrich en una imagen próxima a ver la luz, estaría atrayendo hacia sus costas al PRO Istilart (por el espacio que ocupan en un local sobre esa calle), representados por la exdiputada Rosío Antinori y el exvecinalista Eduardo Giordano.
El acercamiento tendría relación en el apoyo dado al intendente bahiense y líder de la Sexta Sección Héctor Gay por parte de la exministra de Seguridad, territorio codiciado por Antinori más allá que en lo local está referenciada en Diego Santilli,
No pocos observan que, de prosperar estas alquimias electorales, la de Juntos sería otra interna vecinalista (al menos en origen) debido a los anteriores pasos oficialistas de Fabiano (partícipe del primer gobierno de Carlos Aprile), Cadenas (concejal), Ávila (exdelegado claromequense), Fhurer (exsecretario de Producción) y Giordano (concejal y director del Hospital).
Todos ¿unidos? ¿triunfaremos?
Los herederos del General se enfrentan a una nueva oportunidad que les brinda la Historia para deponer viejas enemistades y apetitos de poder en pos de construir una alternativa electoral viable, tal como la pidió el presidente Alejandro Barragán.
Martín Garate, referenciado en el sector de Camino a la Victoria motorizado por la ministra Victoria Tolosa Paz, contaría con apoyos sustanciales para intentarlo nuevamente tras la elección de 2015. El encumbramiento del camionero Rubén Carabajal al frente de la CGT Regional, quien presta su apoyo al titular del Concejo Deliberante, ofició de palanca para comenzar a despejar la incógnita al interior de un siempre convulsionado peronismo.
Su hermano Pablo, tempranamente corrido del escenario electoral pero que, casualidades del destino, comenzó a repetir el mantra «hay 2023» horas después de que Sánchez se bajara de la pelea, no cejaría en su esfuerzo personalista de suceder a quien considera su sombra política.
Para ello debería acordar también con Julio Federico, su creación y su tormento, de quien se tejen rumores bastante contradictorios sobre su postura en la compulsa.
Versiones sin confirmar alegaron que la resolución del enigma se resolvería mediante la elaboración de una encuesta. Este insumo que ha perdido vigencia como termómetro de la sociedad acomodaría una lógica particular: el que la gane iría de precandidato mientras que los otros dos confeccionarían la tira de ediles que completen la boleta.
Por el momento, el trascendido excluiría al referente de Alternativa Justicialista Juan Gutiérrez y no tendría en cuenta a un eventual alfil del siempre presente Carlos «Cuto» Moreno, sobre quien poco se sabe.
Bien sabido es (y la historia reciente del justicialismo puede dar crédito) sobre el peso decisor de su dedo índice para bendecir, exonerar o instalar candidatos propios.
A casi un mes del cierre de listas, todo permanece aún en ciernes y la foto actual promete convertirse en una serie digna de Netflix.
(Fuente de la imagen: Germán Russi/archivo)