En las últimas semanas, e intensificado tras el temporal de la semana pasada, se intensificó la aparición de ostras gigantes en inmediaciones del arroyo Claromecó y el frente costero.
Los moluscos son originarios de Asia, fueron introducidas en el país en 1982 y forman parte del ecosistema marítimo luego de que se multiplicara su presencia por un emprendimiento productivo de ostricultura efectuado hace años en cercanías a la Bahía San Blas.
Conocidas bajo la definición científica crassostrea gigas, o más comunmente ostra del Pacifico, son valoradas por sus propiedades gastronómicas.
En estas latitudades, una vez que la marea baja comienzan a surgir en todo el estuario, generando la sorpresa de propios y extraños pese a que su presencia comienza a ser cada vez más común.
«Se han hecho muy visibles, sobretodo cuando bajaba la marea en la zona del puente. Ha habido muy grandes, de hasta 30 centímetros. Las corrientes van desperdigando a estas otras por todas partes. Pese a que la ostra es muy apreciada en gastronomía, no prosperó el negocio y terminaron reproduciéndose por millones», ponderó por Radio 3 el titular de Gestión Ambiental Gabriel Francia tras desaconsejar su consumo.