Los vaivenes de la nocturnidad en Claromecó luego de la cancelación de la Quba Fest y las fiestas clandestinas en los médanos sigue generando puntos de vista encontrados en torno a la responsabilidad del Estado y los privados en la materia.
A contramano de lo expresado por el impulsor de la iniciativa Diego Marchini, el titular del Ente claromequense Julián Lamberti analizó por Radio 3 que la decisión de no continuar se debió estrictamente a cuestiones económicas.
«Seiscientos chicos eligieron un lugar seguro; no hubo problemas con los vecinos; el ida y vuelta fue muy prolijo y la convocatoria fue buenísima pero no les cerró el número. Ojo que no hay que confundir que no hubo aceptación: si seiscientos padres les recomendaron que vayan ahí, es porque la tuvo», remarcó tras ponderar que los controles existieron.
«Los patrulleros andan toda la noche… en los médanos no los hay por la experiencia: las veces que se han aproximado a las juntadas, se suben cinco o seis a las cajas de las camionetas y salen disparando como si se los fuera a meter presos», indicó para luego insistir en la idea de emplazar una nueva zona bolichera debido a que, según su óptica, «la solución no es el control (SIC), ni la represión, ni el prohibir ni cerrar el puente, la Costanera ni el Vivero sino que tengan un lugar para divertirse».
Puntualizó que «con inversión privada y un marco jurídico, se puede revertir»