La fundación hace 140 años de Tres Arroyos cuenta con datos poco conocidos de la historia viva de los inicios de la ciudad.
Entre ellos, la alta presencia masónica entre los primeros pobladores y pioneros del desarrollo local y el alto grado de desarrollo de la esfera pública.
Leandro Di Gresia, autor de la tesis de doctorado «Instituciones, prácticas y culturas judiciales. Una historia de la Justicia de Paz en la provincia de Buenos Aires: el Juzgado de Paz de Tres Arroyos (1865-1935)» dialogó con Radio 3 y trazó un panorama de la época.
«Tres Arroyos contó en sus inicios con una logia masónica, lo que está bueno unirlo a la prensa local. Dos años después de su fundación, se instaló una red que articulaba la política a nivel nacional y local. Esos fundadores de la ciudad tenían un gran componente masónico, como Teófilo Gomila, Juan Bautista Istilart y Ángel Insúa, quienes procuraban impulsar una serie de transformaciones a través de intervenir el espacio público y el poder. Uno de los primeros pasos es mediante los periódicos Libres del Sur y La Reforma, que contaban con contenido explícito, a favor y en contra, de determinadas acciones o personas. Gomila incluso recibió un atentado en su vivienda por ser una pluma muy ácida y crítica contra Claudio Molina, un juez de paz de ese entonces», explicó.
En tanto, planteó que la Campaña del Desierto fue un hito clave en la conformación del territorio actual.
«Tres Arroyos tiene dos momentos fundacionales: 1865 se toma la decisión de crear muchos partidos bonaerenses para asentar territorios que eran de población originaria; veinte años después de ese proceso militar, en 1884, se dispone crear el partido y se hace efectiva en 1885 a partir del asentamiento de viviendas y la casa municipal. Para Dardo Rocha, este era un territorio desconocido pero no para la Provincia. En 1869 fue el primer censo y contabilizó a 550 personas en un distrito mucho mayor que el actual y en 1881 llegamos a casi siete mil personas. Estamos hablando de un 10% de la población del partido».
Con respecto al desarrollo de los medios de comunicación, el profesional indicó que fueron un factor de disputa en la arena pública, muy activa por ese entonces.
«Tuvimos 30 o 40 periódicos circulando al mismo tiempo, con una esfera pública muy activa y compleja: había de carácter étnico, vinculados a las colectividades, o más bien comercial. Algunos tuvieron una existencia efímera pero todo el mundo disputaba la información pública. Muestra la complejidad de la sociedad en ese momento y que hoy encontramos en los nombres de las calles», completó.










