Un voluntario con lazos familiares tresarroyenses que participa de la última etapa de experimentación de una de las vacunas contra el coronavirus aseguró que su decisión «es ponerle el cuerpo para que todos podamos estar afuera en poco tiempo».
Semanas atrás, el Hospital Militar Central inició la vacunación con las dosis desarrolladas en conjunto entre las empresas Pfizer y Biontech, las cuales se está testeando también en Brasil, Estados Unidos y Alemania.
En virtud de ese acuerdo, el Hospital se comprometió a aportar la infraestructura, parte del equipamiento y del personal especializado, un total de 70 personas, entre médicos y vacunadores que participan como investigadores.
«El viernes 28 me aplicaron la primera dosis, te dan un turno, te pasan a buscar y te entrevistan personalizadamente con investigadores luego de los análisis, hisopado y estudio del historial médico. El 18 de setiembre tengo turno para la segunda dosis y nos dijeron que podíamos tener dolores musculares y fiebre pero no tuve ningún síntoma, aparte de que nos dieron una especie de celular en donde todos los viernes tenemos que anotar los síntomas; en caso de presentar síntomas más fuertes nos comunicamos directamente con un doctor», consideró Fernando Trinchero a Radio 3.
Tras valorar la respuesta brindada por el Gobierno en materia de medidas sanitarias, el voluntario relató que la modalidad de inoculación implica que, de los 4500 aprobados para recibir las dosis, la mitad de los voluntarios reciban la vacuna y la otra mitad un placebo.
«Quise dar un aporte para que ésto se termine, por mi familia y por los que perdieron a algún ser querido: el último lugar está mi persona, antes viene todo el resto. Es ponerle el cuerpo para que todos podamos estar afuera en poco tiempo. Durante un año más tengo que seguir concurriendo para seguir haciendo estudios ante cualquier adversidad que pueda tener», concluyó.